UN ESPACIO PARA LA REFLEXIÓN
Escrito por Fabiana Elisabet Ponce
Psicopedagoga clínica y Mediadora
ANTON PIRULERO CADA CUAL ATIENDE SU JUEGO
¿Y VOS MAMÁ Y PAPÁ? ESTÁS ATENTO?
MIRA QUE SI EL DISTRAÍDO NO VE, HUEVO PODRIDO ES…
Con los primeros juegos sensoriales el bebé conocerá el mundo, a través de la boca y el tacto: la succión, tus caricias, el frío y el calor tu forma de tomarlo (mayor o menor presión) le darán el reporte de cómo es este mundo al que ha llegado; y cómo sos vos: su mamá, su papá, tu seguridad, tu nerviosismo, tu alegría, tu angustia… propia del puerperio, las primeras agresiones de los hermanos… todo: le informaran la emoción.
A medida que su campo de acción se expande gracias a nuevos movimientos jugará con los colores, las formas, los sonidos, las voces, su propio cuerpo y su propia voz realizando nuevas experiencias que se irán complejizando para aprender de todo lo que le rodea. Sonreirá frente a lo conocido y tal vez se angustie ante lo desconocido, y el juego le permitirá elaborar el “no está”…”acá está”
La mayor independencia y coordinación de los movimientos reportarán los espacios y los límites, las posibilidades y las limitaciones, mientras camina, trepa, corre, se cae, le duele… el cuerpo le devolverá sensaciones de su propia corporeidad, de su ser que le permitirán poco a poco construirse.
En el vínculo con los otros comenzará a observar, prestará atención de las acciones de los otros convirtiendo su juego en simbólico, te estará imitando, acunará a sus muñecos, cantará y retará como vos lo haces, elaborará todas sus experiencias a través del juego.
Este “como sí” llegará para quedarse y durante la primera infancia será la actividad por excelencia que le permitirá: conocer, entender y elaborar todas sus experiencias estableciendo asociaciones, integrando y sintetizando, características fundamentales del acto inteligente.
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